30/3/11

La Sibila y su importancia en Roma.


Estimados quirites!!

Se va acercando el vivo y aunque antes querría haber comentado algo sobre el listado definitivo de pjs y jugadores, como ha habido modificaciones importantes, prefiero introducir algo más de ambientación, hasta que todo quede claro. Voy a empezar por un personaje que se merece un post para ella sola, la Sibila. Espero que os guste y que os deje un poco más claro su importantísimo papel en la vida de Roma.

Por otra parte, pronto os diré cómo pagar la estancia y comida en la casa a la que vamos (Más de Zampa en Benaguasil).

Fortuna!!!
P.

Hace siglos, cuando todavía campaban los Dioses Olímpicos por la tierra, allá en la añorada Edad de Oro que contaba Hesíodo, una ninfa se enamoró de un humano de la Jonia y concibieron una preciosa niña, cuyo nombre nadie recuerda. Tenía el don de la profecía por su carácter semidivino y hacía sus predicciones en verso. Se la llegó a llamar Deífoba, palabra que significa deidad o forma de dios.

Se piensa que Apolo era el dios que la inspiraba y siempre se la asoció a sus templos. Por su devoción a él, le prometió concederle un gran deseo. La Sibila cogió un puñado de arena en su mano y pidió vivir tantos años como partículas de tierra había cogido; pero se le olvidó pedir la eterna juventud, así es que con los años empezó a consumirse tanto que tuvieron que encerrarla en una jaula, que colgaron del templo de Apolo en Cumas. La leyenda dice que vivió nueve vidas humanas de 110 años cada una.

En una ocasión se presentó como una mujer muy anciana ante el rey romano Tarquinio el Soberbio, un tirano al que su pueblo odiaba, y le ofreció nueve libros proféticos a un precio extremadamente alto. Tarquinio se negó, pensando en conseguirlos más baratos y entonces la Sibila destruyó tres de los libros. A continuación le ofreció los seis restantes al mismo precio que al principio; Tarquinio se negó de nuevo y ella destruyó otros tres. Ante el temor de que desaparecieran todos, el rey aceptó comprar los tres últimos, pero pagó por ellos el precio que la Sibila había pedido por los nueve, dándole una buena lección al soberbio rey. Poco después, fue asesinado por sus propios súbditos, los primeros Bruto, que fueron ensalzados por el pueblo y se instauró la República. A partir de ese momento, la Sibila siempre estuvo a su lado, aconsejándoles en los momentos de crisis. Nadie sabe mucho realmente sobre su orden religiosa e incluso este relato, no es más que una leyenda que corre de boca en boca.

Estos tres libros fueron guardados en el templo de Júpiter. Los custodiaba un colegio formado por 10 sacerdotes llamados decenviri sacris faciundis. En situaciones de crisis, los consultaban para ver si había una profecía que pudiera aplicarse a la situación del momento, puesto que los romanos pensaban que las desgracias acaecidas a la ciudad, eran una señal de los dioses: Por algún motivo, estaban ofendidos y había que seguir sus designios por boca del oráculo, para restaurar la Pax Deorum. El Senado convocaba a los decenviri y se acudía en pleno al templo para buscar la profecía que se adecuara al momento y se interpretaba (ya que eran bastante crípticas). Tras ello, se realizaba lo que podía expiar su culpa ante los dioses ofendidos y que habitualmente, era algún sacrificio o iniciar o detener alguna acción ciudadana de la que se sospechase que molestaba a las divinidades, como una guerra. Era todo un acontecimiento a nivel político y religioso, y que podía influir también a nivel militar.

En 83 a. C. el fuego destruyó los Libros Sibilinos originales y hubo que formar una nueva colección. Estaban escritos en griego, en hojas de palmera, pero tras su destrucción, pasaron a papiro.

Por ello, la Sibila era tan venerada y respetada por los romanos y sus consejos en tiempos de dificultades, eran imprescindibles. Era todo un acontecimiento que saliera de su templo y nada menos que ha decidido acudir a Villa Atia para este evento.

Salve, Sibila!!!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Un placer participar, un honor llevar este personaje.
Gracias!!

MªÁngeles H.

Pili dijo...

Te lo mereces, wapa!!
P.